
Bueno, pues esto nos ha de llenar de esperanza,
porque nos indica que Dios no se desdice de sus promesas y que está dispuesto a
renovar y a mantener siempre su compromiso para con su pueblo. Para Él es igual
de dónde vengamos, lo importante es que estamos aquí, y que Él está dispuesto a
recibirnos con los brazos abiertos.
Por eso, la buena noticia de este domingo sigue
siendo que el Señor se preocupa en alimentarnos, en darnos de su Pan de vida
eterna. Y es posible que también nos vea con ternura y necesitados del pan de
su palabra y de su amor hecho realidad en la Eucaristía; pues en la Eucaristía
es donde encontramos la comida que nos sostiene, nos fortalece, y nos da
energía para una vida cristiana plena y activa, sin la cual seremos incapaces
de seguir a Cristo.
Y por su parte, San Pablo, en la segunda lectura, hace
un canto de alabanza lleno de entusiasmo por todo lo que Dios ha dado a la
humanidad en Jesucristo. Es la expresión de su entrega por amor, un amor tan fuerte
que nada ni nadie lo pueden deshacer. La lista que nos ofrece de los sufrimientos
que podemos padecer en el mundo presente quizá la podríamos completar con otros
problemas y sufrimientos que hemos podido vivir más de cerca; pero la
conclusión es la misma: Que Dios nunca nos abandona. Es cierto que la esperanza
cristiana no elimina los problemas...; pero pesar de todo nos capacita para afrontar
toda clase de dificultades. Y es que no estamos solos, porque nos sabemos en manos
de aquél que es suficientemente poderoso para vencer cualquier obstáculo y que
nos muestra continuamente su amor, la fuerza más grande que nos podríamos imaginar.
Por eso, tengamos presente, que nada ni nadie podrá nunca separarnos del amor
de Cristo. Nosotros a lo mejor podremos no amar a Dios. Pero Dios nunca, nunca
dejará de amarnos a nosotros.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, bienvenid@ a Abril Romero. Deje su mensaje o saludo.